Entrevista com a Piedad Córdoba recentemente
destituída do senado colombiano por supostas
ligações com as FARCS.
"Mi trabajo por la paz no depende de la curul"
Córdoba insiste en que facilitó las liberaciones de los secuestrados con el aval del presidente Uribe. |
ENTREVISTALa ex senadora Piedad Córdoba habla sobre su reciente
destitución, critica al procurador Ordóñez, dice que seguirá
trabajando por la paz y habla bien del gobierno de Santos.
Sábado 6 Noviembre 2010
SEMANA: ¿Qué tan definitiva es su destitución?
Piedad Córdoba: No creo que sea definitiva porque cabe el recurso de tutela que
vamos a interponer ante la Corte Constitucional, argumentando un problema
de competencias. Además, voy a interponer un recurso ante el Consejo de
Estado para pedir la suspensión provisional del fallo y la nulidad del acto.
SEMANA: ¿Con qué argumentos controvierte la decisión del procurador
Alejandro Ordóñez?
P.C.: Él no tiene la competencia para destituirme. No me estoy refiriendo
a las pruebas que tiene, que son inexistentes, sino al hecho de que sin
tener una condena penal de la Corte Suprema en mi contra, él no podía tomar
esa decisión.
SEMANA: El Procurador argumenta que usted se extralimitó en sus
funciones y muestra supuestos contactos suyos con las Farc, los cuales
se evidenciaron en los correos encontrados en el computador de Raúl
Reyes…
P.C.: Él desconoce la inexistencia de pruebas y la ilegalidad del acto
con el cual se muestra un supuesto contenido de los computadores.
Parte de la base que yo soy terrorista.
SEMANA: ¿Hubo extralimitación de funciones de su parte al
buscar acercamientos con las Farc?
P.C.: No sé de cuál extralimitación de funciones habla él. Todos los
congresistas deben cumplir con el artículo 22 de la Constitución, que
dice que buscar la paz es un deber y un derecho. El mismo
presidente Uribe me autorizó para buscar la interlocución con las
Farc en el tema de las liberaciones. Ahí están los papeles que lo demuestran.
SEMANA: ¿Cree que hay una persecución política en su contra?
P.C.: Sí. El fallo es muy grave y lo vamos a demandar ante la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, argumentando que hubo una
persecución política y que Ordóñez asumió que existe el delito
de opinión. Dice que yo comparto todas las posturas de las Farc,
y eso no es cierto. Son elucubraciones que reflejan una persecución
a mi manera de pensar.
SEMANA: ¿Desde cuándo siente que empezó la persecución?
P.C.: Prácticamente desde que Uribe fue gobernador de Antioquia.
En ese entonces yo lo denuncié y demandé por paramilitarismo
a las Convivir, ante la Corte Constitucional. Cuando él llegó a
la Presidencia, comenzaron hostigamientos y seguimientos en
mi contra que se agudizaron después de las primeras liberaciones.
En consecuencia con lo que piensa la 'derecha mundial', para Uribe
y para el Procurador somos terroristas los que estamos a favor de
la justicia y de buscar un sistema político y social diferente.
SEMANA: El argumento de la persecución política tiene poca
credibilidad porque lo esgrimen todas las personas que están
en medio de un proceso judicial…
P.C.: En Colombia es muy difícil defender el pensamiento crítico.
Este es aún un país premoderno. La modernidad debe ser
entendida como la defensa de la vida y de los derechos humanos,
pero si eso no puede darse en Colombia sin estigmas y
persecuciones a personas como yo, y sin asociar la defensa de los
derechos humanos al terrorismo, lo que queda demostrado es que
Colombia es un país premoderno.
SEMANA: El Procurador también afirma que usted les
aconsejó a las Farc no liberar a Íngrid Betancourt...
P.C.: No hay nada más injusto que esa afirmación. En compañía
de la mamá de Íngrid asistí a la posesión de Cristina Kirchner.
En ese viaje, según Ordóñez, yo me comuniqué con las Farc
para que la retuvieran un poco más. Pero es totalmente falso.
Primero, porque no lo habría hecho. Segundo, porque en medio
de un protocolo tan apretado, habría sido absurdo que yo me
hubiera reunido con un comandante guerrillero para plantearle algo
tan absurdo. Al contrario, en el proceso de liberación de Íngrid hice
algo que nadie ha hecho: ir al Departamento de Estado de Estados
Unidos y pedir que me dejaran ver a Simón Trinidad para crear
condiciones para que las Farc la liberaran. El Departamento de
Estado autorizó a los abogados para venir al campamento de las
Farc y reunirse con Iván Márquez y con otros comandantes para
ajustar la entrega de los tres norteamericanos y de Íngrid, a través
de un convenio supremamente importante.
SEMANA: ¿Su contacto con las Farc llegaba a tal nivel de
discutir detalles sobre a quién liberaban primero y a quién después?
P.C.: No. En absoluto. Si estuviera tan enterada de la situación interna
de los secuestrados, no habría sucedido el enredo que hubo con la
desaparición temporal de Emanuel, el hijo de Clara Rojas. Incluso,
ingenuamente, en ese momento le dije a Néstor Kirchner que al niño
lo tenían las Farc. Y quedé como un zapato, porque no era así.
SEMANA: Desde el punto de vista político, ¿no cometió
algunos excesos, como estar muy cerca de Chávez en un
momento de confrontación entre Colombia y Venezuela?
P.C.: No, no creo que eso haya sido así. Acompañé a un
Presidente (Chávez) que estaba autorizado por el gobierno
colombiano para interceder en las liberaciones.
SEMANA: A mucha gente le molesta la dureza de las
declaraciones que usted ha hecho en foros internacionales
sobre Colombia…
P.C.: No sé si es gente espontánea que se molesta, o un equipo
de descrédito que hay en mi contra. Siempre que yo saco una
declaración o un periódico publica algo sobre mí, no pasan tres
minutos cuando ya hay una lluvia de comentarios atacándome.
Me pregunto por qué la gente que presuntamente comenta en
los foros virtuales no cuestiona en Colombia las violaciones a
los derechos humanos, la existencia de fosas comunes y la
ineficiencia a la justicia, pero sí se concentra en atacar personas
que promueven el cambio.
SEMANA: ¿Va a seguir con el trabajo de Colombianas y
Colombianos por la Paz?
P.C.: Sí. Hemos avanzado mucho construyendo plataformas en
temas económicos, de derechos y víctimas que vamos a presentar
al presidente Juan Manuel Santos. También vamos a enviar en dos
semanas, aproximadamente, una carta a las Farc con planteamientos
sobre los mismos temas. Para diciembre, estamos organizando
un evento con personas que han sido protagonistas en el mundo
de transiciones democráticas y procesos de paz. Estoy convencida
de que vamos a lograr la entrega de los soldados y policías que aún
están secuestrados y de que nosotros vamos a lograr que haya un
proceso de paz en Colombia.
SEMANA: ¿Qué tanto se afecta ese trabajo al estar sin curul?
P.C.: Mi condición de defensora de derechos humanos no depende
de que sea o no senadora. Tengo una trayectoria de más de 30 años,
en la que he defendido convicciones y principios que en Colombia
implican muchos riesgos.
SEMANA: ¿Cree que en el gobierno Santos hay receptividad
en temas de intercambio humanitario o de negociaciones de paz?
P.C.: El presidente Santos ha planteado unas condiciones más flexibles,
en las que pueden abrirse puertas a negociaciones. Ha sido muy
receptivo con Colombianas y Colombianos por la Paz. Compartimos
con él la exigencia de la entrega de secuestrados y el fin del secuestro,
y que las Farc y el ELN hablen de derecho internacional humanitario.
Estoy en una orilla ideológica diferente a la del presidente Santos, pero
creo que con él puede haber un escenario para lograr un proceso de paz.
También hay un tono de apertura a los derechos humanos y a algo que
Colombianas y Colombianos por la Paz defendemos a capa y espada:
la inclusión de quienes tenemos un espíritu crítico.
SEMANA: Usted ha dicho que esa nueva actitud frente a la
paz está mediada por una nueva actitud de Colombia frente a la región…
P.C.:El gobierno anterior le jugó a que América Latina no pudiera
enfrentar de manera compartida temas como la lucha contra la
pobreza y la necesidad de un comercio justo. Santos cambió el ambiente.
SEMANA: ¿Le augura éxitos a la relación entre Santos y Chávez?
P.C.: Sí. Creo que va a haber una armonía duradera que se debe, también,
a que el nuevo gobierno rompió con el perfil del anterior. Hoy puedo
decir que la oligarquía está en el poder, pero eso no es delito.
Lo que sí era delito es que estuviera la mafia incrustada en el Estado
colombiano y que esas actitudes mafiosas no permitían conciliar
con actores externos ni dialogar con actores internos. Les veo
voluntad a Santos y a Chávez.
SEMANA: ¿Quién queda en el Congreso apoyando sus causas?
P.C.: En el tema de paz desafortunadamente no queda la gente del
Partido Liberal que uno quisiera. En el Polo hay personas valiosas,
como los senadores Jorge Enrique Robledo, los representantes
Iván Cepeda y Gloria Ramírez. En el tema de tierras, aunque es
un trabajo más formal, reconozco el trabajo de Juan Fernando
Cristo y del representante Guillermo Rivera.
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