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segunda-feira, 8 de novembro de 2010

Piedad Córdoba

Entrevista com a Piedad Córdoba recentemente 

destituída do senado colombiano por supostas

ligações com as FARCS.


"Mi trabajo por la paz no depende de la curul"

Córdoba insiste en que facilitó las liberaciones de los secuestrados con el aval del presidente Uribe.

Córdoba insiste en que facilitó las liberaciones de los 
secuestrados con el aval del presidente Uribe.





ENTREVISTALa ex senadora Piedad  Córdoba habla sobre su reciente 
destitución, critica al procurador Ordóñez, dice que seguirá
 trabajando  por la paz y habla bien del gobierno de Santos.
Sábado 6 Noviembre 2010

SEMANA: ¿Qué tan definitiva es su destitución?


Piedad Córdoba: No creo que sea definitiva porque cabe el recurso de tutela que 
vamos a interponer ante la Corte Constitucional, argumentando un problema 
de competencias. Además, voy a interponer un recurso ante el Consejo de 
Estado para pedir la suspensión provisional del fallo y la nulidad del acto.

SEMANA: ¿Con qué argumentos controvierte la decisión del procurador 
Alejandro Ordóñez?


P.C.: Él no tiene la competencia para destituirme. No me estoy refiriendo 
a las pruebas que tiene, que son inexistentes, sino al hecho de que sin
 tener una condena penal de la Corte Suprema en mi contra, él no podía tomar
 esa decisión.



SEMANA: El Procurador argumenta que usted se extralimitó en sus 
funciones y muestra supuestos contactos suyos con las Farc, los cuales 
se evidenciaron en los correos encontrados en el computador de Raúl 
Reyes…


P.C.: Él desconoce la inexistencia de pruebas y la ilegalidad del acto 
con el cual se muestra un supuesto contenido de los computadores. 
Parte de la base que yo soy terrorista.



SEMANA: ¿Hubo extralimitación de funciones de su parte al 
buscar acercamientos con las Farc?


P.C.: No sé de cuál extralimitación de funciones habla él. Todos los 
congresistas deben cumplir con el artículo 22 de la Constitución, que
 dice que buscar la paz es un deber y un derecho. El mismo 
presidente Uribe me autorizó para buscar la interlocución con las 
Farc en el tema de las liberaciones. Ahí están los papeles que lo demuestran.



SEMANA: ¿Cree que hay una persecución política en su contra?


P.C.: Sí. El fallo es muy grave y lo vamos a demandar ante la Corte 
Interamericana de Derechos Humanos, argumentando que hubo una
 persecución política y que Ordóñez asumió que existe el delito
 de opinión. Dice que yo comparto todas las posturas de las Farc, 
y eso no es cierto. Son elucubraciones que reflejan una persecución 
a mi manera de pensar.



SEMANA: ¿Desde cuándo siente que empezó la persecución?


P.C.: Prácticamente desde que Uribe fue gobernador de Antioquia. 
En ese entonces yo lo denuncié y demandé por paramilitarismo 
a las Convivir, ante la Corte Constitucional. Cuando él llegó a 
la Presidencia, comenzaron hostigamientos y seguimientos en
 mi contra que se agudizaron después de las primeras liberaciones.
 En consecuencia con lo que piensa la 'derecha mundial', para Uribe 
y para el Procurador somos terroristas los que estamos a favor de
 la justicia y de buscar un sistema político y social diferente.



SEMANA: El argumento de la persecución política tiene poca 
credibilidad porque lo esgrimen todas las personas que están 
en medio de un proceso judicial…


P.C.: En Colombia es muy difícil defender el pensamiento crítico.
 Este es aún un país premoderno. La modernidad debe ser 
entendida como la defensa de la vida y de los derechos humanos,
 pero si eso no puede darse en Colombia sin estigmas y 
persecuciones a personas como yo, y sin asociar la defensa de los
 derechos humanos al terrorismo, lo que queda demostrado es que
 Colombia es un país premoderno.



SEMANA: El Procurador también afirma que usted les 
aconsejó a las Farc no liberar a Íngrid Betancourt...


P.C.: No hay nada más injusto que esa afirmación. En compañía 
de la mamá de Íngrid asistí a la posesión de Cristina Kirchner. 
En ese viaje, según Ordóñez, yo me comuniqué con las Farc
 para que la retuvieran un poco más. Pero es totalmente falso.
 Primero, porque no lo habría hecho. Segundo, porque en medio
 de un protocolo tan apretado, habría sido absurdo que yo me 
hubiera reunido con un comandante guerrillero para plantearle algo 
tan absurdo. Al contrario, en el proceso de liberación de Íngrid hice 
algo que nadie ha hecho: ir al Departamento de Estado de Estados 
Unidos y pedir que me dejaran ver a Simón Trinidad para crear 
condiciones para que las Farc la liberaran. El Departamento de 
Estado autorizó a los abogados para venir al campamento de las
 Farc y reunirse con Iván Márquez y con otros comandantes para
 ajustar la entrega de los tres norteamericanos y de Íngrid, a través
 de un convenio supremamente importante.



SEMANA: ¿Su contacto con las Farc llegaba a tal nivel de 
discutir detalles sobre a quién liberaban primero y a quién después?


P.C.: No. En absoluto. Si estuviera tan enterada de la situación interna 
de los secuestrados, no habría sucedido el enredo que hubo con la 
desaparición temporal de Emanuel, el hijo de Clara Rojas. Incluso,
 ingenuamente, en ese momento le dije a Néstor Kirchner que al niño
 lo tenían las Farc. Y quedé como un zapato, porque no era así.



SEMANA: Desde el punto de vista político, ¿no cometió 
algunos excesos, como estar muy cerca de Chávez en un 
momento de confrontación entre Colombia y Venezuela?


P.C.: No, no creo que eso haya sido así. Acompañé a un 
Presidente (Chávez) que estaba autorizado por el gobierno 
colombiano para interceder en las liberaciones.



SEMANA: A mucha gente le molesta la dureza de las 
declaraciones que usted ha hecho en foros internacionales 
sobre Colombia…


P.C.: No sé si es gente espontánea que se molesta, o un equipo
 de descrédito que hay en mi contra. Siempre que yo saco una 
declaración o un periódico publica algo sobre mí, no pasan tres 
minutos cuando ya hay una lluvia de comentarios atacándome. 
Me pregunto por qué la gente que presuntamente comenta en
 los foros virtuales no cuestiona en Colombia las violaciones a
 los derechos humanos, la existencia de fosas comunes y la 
ineficiencia a la justicia, pero sí se concentra en atacar personas
 que promueven el cambio.



SEMANA: ¿Va a seguir con el trabajo de Colombianas y
 Colombianos por la Paz?


P.C.: Sí. Hemos avanzado mucho construyendo plataformas en
 temas económicos, de derechos y víctimas que vamos a presentar 
al presidente Juan Manuel Santos. También vamos a enviar en dos
 semanas, aproximadamente, una carta a las Farc con planteamientos
 sobre los mismos temas. Para diciembre, estamos organizando
 un evento con personas que han sido protagonistas en el mundo 
de transiciones democráticas y procesos de paz. Estoy convencida
 de que vamos a lograr la entrega de los soldados y policías que aún
 están secuestrados y de que nosotros vamos a lograr que haya un
 proceso de paz en Colombia.



SEMANA: ¿Qué tanto se afecta ese trabajo al estar sin curul?


P.C.: Mi condición de defensora de derechos humanos no depende
 de que sea o no senadora. Tengo una trayectoria de más de 30 años, 
en la que he defendido convicciones y principios que en Colombia
 implican muchos riesgos.



SEMANA: ¿Cree que en el gobierno Santos hay receptividad 
en temas de intercambio humanitario o de negociaciones de paz?


P.C.: El presidente Santos ha planteado unas condiciones más flexibles,
 en las que pueden abrirse puertas a negociaciones. Ha sido muy 
receptivo con Colombianas y Colombianos por la Paz. Compartimos 
con él la exigencia de la entrega de secuestrados y el fin del secuestro,
 y que las Farc y el ELN hablen de derecho internacional humanitario.
 Estoy en una orilla ideológica diferente a la del presidente Santos, pero 
creo que con él puede haber un escenario para lograr un proceso de paz.
 También hay un tono de apertura a los derechos humanos y a algo que 
Colombianas y Colombianos por la Paz defendemos a capa y espada: 
la inclusión de quienes tenemos un espíritu crítico.



SEMANA: Usted ha dicho que esa nueva actitud frente a la 
paz está mediada por una nueva actitud de Colombia frente a la región…


P.C.:El gobierno anterior le jugó a que América Latina no pudiera
enfrentar de manera compartida temas como la lucha contra la 
pobreza y la necesidad de un comercio justo. Santos cambió el ambiente.



SEMANA: ¿Le augura éxitos a la relación entre Santos y Chávez?


P.C.: Sí. Creo que va a haber una armonía duradera que se debe, también,
 a que el nuevo gobierno rompió con el perfil del anterior. Hoy puedo 
decir que la oligarquía está en el poder, pero eso no es delito.
 Lo que sí era delito es que estuviera la mafia incrustada en el Estado 
colombiano y que esas actitudes mafiosas no permitían conciliar
 con actores externos ni dialogar con actores internos. Les veo 
voluntad a Santos y a Chávez.



SEMANA: ¿Quién queda en el Congreso apoyando sus causas?


P.C.: En el tema de paz desafortunadamente no queda la gente del
 Partido Liberal que uno quisiera. En el Polo hay personas valiosas, 
como los senadores Jorge Enrique Robledo, los representantes 
Iván Cepeda y Gloria Ramírez. En el tema de tierras, aunque es 
un trabajo más formal, reconozco el trabajo de Juan Fernando 
Cristo y del representante Guillermo Rivera. 

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